
Adivina, adivinanza,...¿Qué tienen en común un director manchego más o menos extravagante y un Príncipe de Mónaco soltero recalcitrante?.

Pues, a primera vista, nada. Siendo malpensado, quizá compartan alguna tendencia...pero en realidad me ha dejado perpleja que El Baile de la Rosa, ése que tanto glamour tenía, haya sido dedicado este año a ¡La Movida Madrileña!.

Ya es chocante ver la invitación en la que se incluye a Mario Vaquerizo (¿?), no sabemos si en calidad de consorte de Alaska, pero ¿qué pueden saber en realidad Pierre y Carlota Casiraghi de la Movida?. Extraño. Y que el recibimiento lo hicieran "Travestis con tutús" (La Vanguardia dixit). No es que sea una imagen demasiado convencional, menos mal que actuó Luz Casal para demostrar que en esa época no todo lo que se hacía en Madrid fuera travestirse. Y ¡ojo!, no digo yo que eso sea malo, lo que pasa es que me parece que dan una visión parcial y sesgada de una época de gran creatividad y transgresión, La Movida no fue sólo Almodóvar.

Dicho esto, vamos a lo que nos interesa; Qué llevaban las invitadas. La verdad es que nada extravagante, haciendo juego con el tema, ni nada parecido. Y los anfitriones, bueno, Carolina Chanelista hasta la muerte, no me gustó nada, y el bolso era para matarla. Y Charlene, la que parece estar destinada a ser la novia eterna de Alberto, correcta pero demasiado sencilla, unido a su gracia natural la hace parecer sosa. La nota de color la pusieron Alaska, Bibiana y compañía. Bibiana tiene un fachón pero la he visto más favorecida en otras ocasiones.
Esperemos que en futuras ediciones el Baile recupere su lustre.
Esperemos que en futuras ediciones el Baile recupere su lustre.